Los Superamigos

Fue así: en el momento que mi amigo escuchó la música y los sonidos del Trencito de la Alegría, caminó rápido hacia la galería lindante a la calle, aún con el cepillo de dientes en la mano y la boca llena de dentífrico miró con ojos desafiantes al Hombre Araña que acostumbraba a hacer el acto de subirse a su pequeño árbol. Cuatro veces le había dicho que no lo haga!
El Trencito se detiene, la tensión aumenta, el hombre araña baja y todo parece explotar.


Hace ya 10 años con 4 amigos decidimos irnos de vacaciones a la costa. Por algún motivo terminamos parando en la casa del tío porteño de uno de mis amigos.

- Tu tío sabe hasta la cantidad de vasos y platos que tiene; ustedes los pendejos creen que nada vale! Que todo se regala, no rompan nada, cuiden todo como si fuera ORO…

Palabras como esas escuchamos durante una hora por parte de “el gordo”, padre de mi queridísimo amigo.

El día que llegamos como buenos jóvenes responsables (y claro conociéndonos), decidimos sacar todos los adornos y guardarlos para no romperlos. Mientras sacaba los adornos recuerdo pensar: ¿quién puede tener un almejita que dice “Recuerdo de la Costa”... en su casa de la costa?

En nuestra precavida acción de guardar los adornos, rompimos dos (si éramos boludos importantes).

Todas las noches pasaba el Trencito de la Alegría frente a la casa, cargado con niños y con: Batman, como conductor (de más de un metro noventa y de contextura robusta: TREMENDO), Superman, como animador (contextura grande digna de Superman), Robin (contextura adecuada para ser Robin), El Hombre Araña (un flaco normal) y las 3 Tortugas Ninjas (de contextura surtida).

Cada noche El Hombre Araña realizaba la misma performance. El tren se detenía, El Hombre Araña bajaba para subír rápidamente al pequeño árbol de no más de 7 años de la casa donde estábamos y finalmente desde la cúspide, y no hablo mitad de rama o parte baja;cCuando digo cúspide, me refiero a que sacaba la cabeza por arriba del arbolito que apenas resistía zarandeándose y manteniendo el peso del superhéroe “neoyorkino”.

La primer noche mi amigo le dijo que no lo hiciera más, que la casa no era de él y las mismas explicaciones que “el gordo” nos había dado. Al día siguiente volvió a hacerlo, entonces mi amigo le dijo:

“- Es gracioso pero me vas a romper el árbol, basta!”

La tercer noche estabamos todos ebrios. El Hombre Araña MUY SEGURO de sus superpoderes se subió nuevamente a la cúspide del árbol. Mi amigo, mientras el tren se alejaba, violentamente le juro con gritos y amenazas muerte y la promesa de ser castigado si volvía a pasar otra vez.

Al día siguiente durante toda la tarde recordaba a Batman, su metro noventa, sus brazos tan grandes, sus pectorales marcados. Realmente intimidaba y traté de persuadir a mi amigo, de calmarlo, pero no hubo nada que pudiera hacer:

“Valentin! Terminala, con Batman esta todo bien!, pero a Spider... a Spider lo tengo ACÁ!!!”

Lo sabía! La relación con El Hombre Araña estaba terminada para siempre. Y como conocía a mi amigo, con Batman o sin Batman, ESE había sido el último aviso…

La cuarta noche llegó. Los minutos en el reloj pasaban y con el Tren de la Alegría demorado, la tensión aumentaba. Y aunque todos mis amigos eran rugbistas y habíamos bebido alcohol suficiente como para tomar coraje, la noche era tensa, talvez por eso alguno de los chicos dijo:

“Debe ser que los lunes no pasa...”

“Batman es enorme, Batman es enorme” repetí 2 veces

“jajaja! no, no, cambiaron el recorrido”

“eeeeeso es”, pensé.

Cambiaron el recorrido! Entonces me relajé y cuando estoy llevándome el vaso a la boca siento a los lejos la terrible xuxística banda sonora acercándose…

“lari lari lari e, ho ho ho y lari lari e ho ho"

El trencito se acerca, Xuxa satura mis tímpanos, el trencito se detiene. Mi amigo con cepillo de diente en mano y la boca llena de pasta dentífrica se para en la puerta de la casa. El Hombre Araña baja desafiante, mira a mi amigo y luego levanta el brazo hacia el trencito cargado de niños y los arenga para que todos los menores griten:

”Güüüüyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy”

Mientras a todo volumen suena “lari lari lari e, ho ho ho y lari lari e” El Hombre Araña sube al árbol. Cuando llega a la cúspide, mi amigo sale corriendo y sacude fuertemente el arbol. El hombre araña CAE DESDE MAS DE 3 METROS, pegándose EL GOLPE DEL AÑO.

El Hombre Araña al levantarse y sin mediar palabra suelta un golpe de puño. A pesar de tanta anticipación el golpe nos sorprendió y por eso salimos corriendo a separarlos. Nuestra repentina corrida es interpretada por Robin y las Tortugas Ninjas como: PATOTEADA!
Bajan del Tren de la Alegría y con mi amigo levantandose del piso... Leonardo lo empuja hacia la calle dando luz verde al...

TODOS CONTRA TODOS!

Finalmente BATMAN pone freno de mano y baja del tren. Fue entonces cuando supe que la cosa iba a ser muy dura.



Para finalizar, tengo para decir: los niños festejaron TODA LA PELEA como parte del espectáculo.

El Hombre Araña POR LEJOS fue el que mas recaudo! Cobró (por culpable) en el piso y ligó patadas y golpes de TODOS. Y como al parecer se había olvidado la telaraña en Capital Federal la caída de 3 metros lo liquidó. Solo se levanto para pegarle a mi amigo y subirse al tren.

Superman, capítulo aparte! SUPERMAN era un cagón: NI SE BAJO DEL TREN. De hecho nisiquiera soltó el micrófono de animador.

y BATMAN…

BATMAN ERA UN TITAN!

Uno de mis amigos, el más violento lo golpeo en la cara 3 veces...

BATMAN NI SE INMUTO!

A la noche siguiente el tren no pasó pero la noche de miércoles, si. Volvió a pasar con El Hombre Araña haciendo la performance en el árbol de la otra cuadra pero dejando la anécdota del Tren de la Alegria y los Super Amigos como una de las mejores anécdotas de nuestras vidas.